lunes, 8 de diciembre de 2008

EL POETA Y EL MUNDO


En el silencio de su alcoba, confundido y algo angustiado con el tiempo que le ha tocado vivir, reflexionaba el poeta sobre su existencia sumida en el entorno "iconoclasta" de una sociedad vacía y sin escrúpulos.

"Me sigo preguntando si soy de este mundo, si de verdad merezco la vida, si toda la ignorancia y la envidía que me rodea sirve para hacerme crecer o para hundirme en mis propias miserias. Huyo desde siempre de la vulgaridad y la estupidez, de la arrogancia y la pedantería, pero hoy pienso que quizás esta huida me convierta en aquello que desprecio.

Hablan de mí como si fuera un triste personaje de su novela, como si vivir de manera diferente fuera objeto de burla. Hablan de mi poesía para sentirse grandes, poderosos, sin tener ni las más puñetera idea de dónde nace, a quién está dirigida y, sobretodo, si su significado me duele o, por el contrario, me excita.
Me sigo preguntado por qué hacen suyos mis éxitos, por qué firman con su nombre mi arte, por qué discuten conmigo, con un pobre poeta que se desliza por esta jungla de asfalto débilmente y pidiendo algo de comprensión y respeto.

¡Jamás!, óiganme bien, léanme bien, jamás entregaré uno sólo de mis versos, una sola nota de mi música, una sola imagen de mis retinas, un solo quebranto de mi garganta rapsoda y dolida, a quien desmitifique el arte, a quien ignore que su espejismo es tan real como la vida; que no es herramienta para la vanidad y la necedad humana, que no puede ser utilizado para el glamour putrefacto de nuevos ricos que no son más que seguidores insomnes de basura y más basura. ¡Jamás!

No sé lo que soy, pero sí lo que no soy. Por eso no me vendo al mejor postor, ni me doy por vencido por una la limosna que cae de la mano del traidor, del embustero.

Mis versos son para el que ame apasionadamente con la fidelidad de un nuevo día, con la lealtad de una sonrisa entregada, desprendida. Mi música para todo aquel que descubra en su interior que puede ser feliz, sin más, sin ningún motivo aparente; para quien sepa reconocer en el otro el talento, la magia, la belleza, el don de la vida. Mis retinas para captar desde mi cámara los paisajes inventados por un alma limpia, pura. Mi garganta para ti, madre, sólo para ti.

Hoy más que nunca creo que no soy de este mundo, gracias a Dios".

Amén.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

David: ¿Ese poeta eres tú?

Anónimo dijo...

Di que si, no te vendas, que tu vales mucho. Nunca he conocido a nadie como tú. Un fuerte abrazo desde Linares.

Anónimo dijo...

Sensualidad, pasión, dulzura, añoranza, amor desolado...Me encanta como escribes.

Anónimo dijo...

Me encanta este texto.