viernes, 1 de agosto de 2008

Una carta y mi recuerdo


Mi querida Andalucía:


Te escribo desde la tierra que tu gente descubrió hace más de medio milenio, aquí puedo sentir la calidez de tu clima, el sabor de tu nombre y la amabilidad de estos andaluces a la fuerza.

Llegan tiempos de mentiras, serán muchos los que quieran aprovecharse de tu riqueza, los que finjan que se mueren por tus cosas e imploren nuestro voto, como quien pide la llave que abra la puerta de nuestras despensas, para saciar su hambre a costa de nuestros esfuerzos.

Te venderán por tres duros y serás de nuevo una más, una bella mujer desahuciada por su cruel amante, ese aprendiz de Don Juan que sólo te quiso en época de elecciones.

Te recuerdo, me han traído hasta aquí los efluvios de la música, en parte, los mágicos melismas que se grabaron en mi alma desde que era un niño. Es fácil enamorarse de esta tierra cuasi caribeña, a dos pasos del imperialismo yankee, y sólo a uno de los sones habaneros que renacen en Cuba al caer la noche.

Este año, los mercaderes de lo ajeno, no han contado con mi voto, la urgencia de mi trabajo me acelera la vida y he tenido que alejarme con prontitud de mi país, masacrado por este Partido Popular, antiguo y caduco, cada vez más cerca de la derecha, con el eterno embuste de un centro inventado que no ven ni de reojo. O de una izquierda, que retrocede, que pide perdón por sus errores casi antes de cometerlos, que cae en las faltas que cometieron aquellos a los que criticaron con dureza, y que no tiene los reaños suficientes para decir en público que Fidel es un dictador que no merece recompensa alguna. Cuba necesita democracia y libertad.

Miami y su capacidad para reconocer la música, para amarla y tolerar lo nuevo y lo de siempre, me ha hecho olvidar los tópicos cansinos de la izquierda y de la derecha y me ha empujado a recordarte, bella Andalucía, a sentir tu esencia en las notas azules de mi piano, a disfrutar con mis versos de tus rimas. Hoy no pienso quien pueda gobernarte, no me importa quien meterá la mano en tu cartera, hoy sólo pienso en ti y en lo que supones en mi vida y en mi música.

Siento madre, ser tan políticamente incorrecto, pero prefiero mil veces amarte por lo que eres, a odiarte por lo que quieran hacerte parecer.

Hasta pronto flamenca, no me olvides porque muero.

Tu hijo.

Miami, 28 de Febrero de 2008

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