viernes, 25 de marzo de 2011

EL AMOR A LA TIERRA

Dicen que todo lo que amamos lo consideramos nuestra propiedad: Mi padre, mi amigo, mi hermano. La tierra en esta manera de sentir es una cuestión clave, somos de donde venimos o de donde queremos ser. La idiosincrasia de un pueblo, su principal seña de identidad o sencillamente su personalidad costumbrista no debe ser patrimonio exclusivamente de aquellos que crean ser más leperos por mantener una mentalidad conservadora o sencillamente por la casualidad que originó que dos personas oriundas de Lepe decidieran tener un bebé y nacieran los susodichos que se amparan en su única manera de entender que significa ser de Lepe.

No nací en esta tierra, lo hice en un barrio con sueños marineros y el flamenco como idioma, nací en una República Independiente, no por su ideología si no por la ausencia de un sólo Rey, en mi barrio existen demasiados reinos para doblegarse sólo ante uno.

Con apenas 12 años llegué a Lepe, tuve esa fortuna y desde ese momento me enamoré de esta bendita tierra. Aquí los versos fluían por mis venas con la misma navegabilidad que disfrutan los barcos de pesca en las aguas de El Terrón. Tuve mi primer amor y mi primer desamor, obviamente; la amistad que me acompañará hasta el fin de mis días y una relación espiritual y romántica con mi timón y guía en la vida: La Virgen de la Bella.

No sé si esto que les cuento me convierte ya en lepero o la ausencia de leperismo en mi código genético impide lo fundamental para alcanzar tal fin, lo que sí sé, es que me siento orgulloso de pasear a mi pueblo, y a mi barrio, claro está, por cada uno de los lugares que frecuento, que no son pocos. Mi amor y futura esposa es lepera y mis sueños, los que me hacen volver cada vez que se ausenta el olor a sal de sus esquinas son leperos desde su mismo nacimiento.

Por otro lado, soy de izquierdas y en esta candidatura apoyo a Ivan Vázquez, sin ningún tipo de dudas, claramente y sin esconderme. Esta opción democrática no puede alejarme de aquellos que piensan que es incompatible sentir esta ideología y amar a Lepe, digo que no puede ocurrir porque es absurdo, pueril y sin sentido y porque es un insulto a aquellos que no piensan de la misma manera.

Lepe necesita avanzar y para ello es fundamental el entendimiento y la empatía, el respeto y el amor a TODO LEPE y no sólo a aquellos que piensan exactamente lo que piensas, Tú.

No podemos consentir que nadie presuma de conocer nuestros sentimientos mejor que nosotros mismos, esto es una falacia y va contra la única verdad que podemos mantener desde adentro y para siempre: "Nuestros sentimientos".

AMO A LEPE y siento PASIÓN POR LEPE, pero igualmente busco RESPUESTAS. Ser de Lepe para mi no es un eslogan es una realidad que me duele y que me emociona, que me da esperanzas y me empuja a soñar con un futuro con más cultura y entusiasmo, con más felicidad y menos deudas, con más educación y menos proteccionismo, con un medio ambiente rico y trabajado y sin pretensiones partidistas. Lo sé, probablemente busqué lo mismo que todos los leperos del PP y del PSOE de IU y del PA, cada uno con sus proyectos e ilusiones, no digo que me sienta diferente, yo he optado por uno y respeto con mayúsculas las demás opciones. Lo que no puedo consentir es que unos "vendan" ser más leperos que el resto, porque más lepero que este humilde colaborador no hay nadie.

Sevillano, angoleño, tinerfeño, madrileño, bollullero, gaditano o de Almagro, quien sienta en su entraña más profunda que puede y que debe ensalzar el nombre de Lepe en cada charla, quien respire su brisa aunque sus narices se paseen a miles de kilómetros, quien ría con sus gentes y su ingenio dando gracias porque esa impronta en la vida sólo sirve para abrir puertas, quien haya descubierto todo esto y lo persiga como quien anhela alcanzar su deseo, ya puede considerarse lepero.

Últimamente se ha dudado de esto que les hablo, debido a mi implicación política, por eso escribo este articulo, pero desde la calma y la razón, sin resentimientos.

No deberíamos utilizar el amor a nuestra tierra como arma arrojadiza, hace daño y no sirve para vivir en una sociedad más justa y donde quepamos todos. Por no servir no sirve ni para ganar unas elecciones.

Dicen que todo lo que amamos lo consideramos nuestra propiedad: Mi padre, mi amigo, mi hermano. La tierra en esta manera de sentir es una cuestión clave, somos de donde venimos o de donde queremos ser. La idiosincrasia de un pueblo, su principal seña de identidad o sencillamente su personalidad costumbrista no debe ser patrimonio exclusivamente de aquellos que crean ser más leperos por mantener una mentalidad conservadora o sencillamente por la casualidad que originó que dos personas oriundas de Lepe decidieran tener un bebé y nacieran los susodichos que se amparan en su única manera de entender que significa ser de Lepe.

No nací en esta tierra, lo hice en un barrio con sueños marineros y el flamenco como idioma, nací en una República Independiente, no por su ideología si no por la ausencia de un sólo Rey, en mi barrio existen demasiados reinos para doblegarse sólo ante uno.

Con apenas 12 años llegué a Lepe, tuve esa fortuna y desde ese momento me enamoré de esta bendita tierra. Aquí los versos fluían por mis venas con la misma navegabilidad que disfrutan los barcos de pesca en las aguas de El Terrón. Tuve mi primer amor y mi primer desamor, obviamente; la amistad que me acompañará hasta el fin de mis días y una relación espiritual y romántica con mi timón y guía en la vida: La Virgen de la Bella.

No sé si esto que les cuento me convierte ya en lepero o la ausencia de leperismo en mi código genético impide lo fundamental para alcanzar tal fin, lo que sí sé, es que me siento orgulloso de pasear a mi pueblo, y a mi barrio, claro está, por cada uno de los lugares que frecuento, que no son pocos. Mi amor y futura esposa es lepera y mis sueños, los que me hacen volver cada vez que se ausenta el olor a sal de sus esquinas son leperos desde su mismo nacimiento.

Por otro lado, soy de izquierdas y en esta candidatura apoyo a Ivan Vázquez, sin ningún tipo de dudas, claramente y sin esconderme. Esta opción democrática no puede alejarme de aquellos que piensan que es incompatible sentir esta ideología y amar a Lepe, digo que no puede ocurrir porque es absurdo, pueril y sin sentido y porque es un insulto a aquellos que no piensan de la misma manera.

Lepe necesita avanzar y para ello es fundamental el entendimiento y la empatía, el respeto y el amor a TODO LEPE y no sólo a aquellos que piensan exactamente lo que piensas, Tú.

No podemos consentir que nadie presuma de conocer nuestros sentimientos mejor que nosotros mismos, esto es una falacia y va contra la única verdad que podemos mantener desde adentro y para siempre: "Nuestros sentimientos".

AMO A LEPE y siento PASIÓN POR LEPE, pero igualmente busco RESPUESTAS. Ser de Lepe para mi no es un eslogan es una realidad que me duele y que me emociona, que me da esperanzas y me empuja a soñar con un futuro con más cultura y entusiasmo, con más felicidad y menos deudas, con más educación y menos proteccionismo, con un medio ambiente rico y trabajado y sin pretensiones partidistas. Lo sé, probablemente busqué lo mismo que todos los leperos del PP y del PSOE de IU y del PA, cada uno con sus proyectos e ilusiones, no digo que me sienta diferente, yo he optado por uno y respeto con mayúsculas las demás opciones. Lo que no puedo consentir es que unos "vendan" ser más leperos que el resto, porque más lepero que este humilde colaborador no hay nadie.

Sevillano, angoleño, tinerfeño, madrileño, bollullero, gaditano o de Almagro, quien sienta en su entraña más profunda que puede y que debe ensalzar el nombre de Lepe en cada charla, quien respire su brisa aunque sus narices se paseen a miles de kilómetros, quien ría con sus gentes y su ingenio dando gracias porque esa impronta en la vida sólo sirve para abrir puertas, quien haya descubierto todo esto y lo persiga como quien anhela alcanzar su deseo, ya puede considerarse lepero.

Últimamente se ha dudado de esto que les hablo, debido a mi implicación política, por eso escribo este articulo, pero desde la calma y la razón, sin resentimientos.

No deberíamos utilizar el amor a nuestra tierra como arma arrojadiza, hace daño y no sirve para vivir en una sociedad más justa y donde quepamos todos. Por no servir no sirve ni para ganar unas elecciones.

1 comentario:

Sergio dijo...

Estoy fuera de Lepe y me han emocionado tus palabras y el pregón que vi en tu facebok. Un libro yaaaa, por favoor.